Vivimos en tiempos de desafíos históricos y profundas transformaciones . Hay inquietud por un mundo que acaba y el desafío de construir otro que nace, que avanza pero es difícil ver los cambios .
Es el siglo del imperio de la TECNOLOGÍA, que ha modificado todos los escenarios socio culturales: las comunicaciones en general, las relaciones humanas, la percepción de la realidad, la imagen de las personas y de la sociedad, la producción del pensamiento, el modo de enseñar y aprender, la percepción del tiempo y del espacio, la creación de una nueva corriente teológica CIBERTEOLOGICA, que asume los planteos culturales de la tecnología, los nuevos recursos para transmitir los mensajes.
Se ha producido un cambio de época y de mentalidad modificado especialmente por la tecnología que se ha convertido en un nuevo paradigma, una nueva manera de ver el mundo, un nuevo modo de relacionarnos a partir de la virtualidad.
La cultura del siglo XXI es un entrecruce de umbrales que no terminamos de entender. Los valores humanos y la fe propician una conciencia ética del uso responsable de la TIC (Tecnología de información y Comunicación), no solo como consumidor sino como productor de contenidos espirituales y pastorales.
Se trata de comprender desde el paradigma tecnológico el diálogo de la FE y la cultura a partir de una nueva lógica y lenguaje.
Hay que humanizar los TIC, otorgándoles sentido ético, espiritual y pastoral. Así estarán al servicio del Primer ANUNCIO. No reemplazar el CONTACTO PERSONAL y comunitario que comunica la gracia del primer ANUNCIO. La tecnología NO suplanta los modos humanos y los procesos de Fe, solo incorpora recursos que desafían a nuevos aprendizajes y estrategias.
Hay que proponer el ANUNCIO DEL EVANGELIO también a partir de los formatos digitales, pero el desafío es no quedarnos sólo en la interacción digital, en las redes sociales.
Comunicar es existir! Hay que pensar en l a conexión a la comunión, es necesario generar l a conectividad de la iglesia en red de personas, de comunidades. etc.
Nuestras comunidades (Escuelas, Reuniones de grupo, Ultreyas) sienten la necesidad de vivir la ESCUCHA, EL ENCUENTRO, EL DIÁLOGO, que siempre llevan a la comunión aún en la diversidad, aprendiendo a trabajar juntos, superar la fragmentación y fortalecer la unidad.
Nuestras comunidades desean dejar de ser “consumidores de la fe” para ser MISIONEROS, generadores de fraternidad, cercanía , encuentros, con maneras distintas de convocar, saliendo de la zona de confort.
Debemos cambiar la manera de comunicar, mostrando la BELLEZA de lo que se ANUNCIA con un lenguaje sencillo.