Mamá Antula es la primera Santa Argentina: el Papa la canonizó el 11 de febrero.
En octubre Francisco había oficializado la aprobación del milagro atribuido a la beata argentina María Antonia de Paz y Figueroa, nacida en 1730 en Santiago del Estero. La ceremonia se realizó en la Basílica de San Pedro.
La beata María Antonia de Paz y Figueroa, conocida como Mamá Antula, se convirtió en la primera Santa Argentina el pasado 11 de febrero en una ceremonia en la Basílica de San Pedro, en la que fue canonizada por el Papa Francisco.
El pontífice celebró el 11 de Febrero , a las 9.30 (5.30 de Argentina) la»Santa Misa y canonización de la beata María Antonia di San Giuseppe de Paz y Figueroa».
El paso previo había sido en octubre del año pasado, cuando la congregación de las Causas de los Santos publicó la aprobación de un milagro atribuido a la «intercesión» de la conocida como la beata de los Ejercicios Espirituales.
Mamá Antula había sido beatificada en 2016 en Santiago del Estero luego de que el Papa autorizara la publicación de un milagro por la sanación de una religiosa de las Hijas del Divino Salvador, quien habría recuperado la salud en 1904 por intercesión de la fundadora y madre espiritual de esta congregación.
Durante 20 años estuvo al servicio de los jesuitas en su tarea evangelizadora, en tareas auxiliares de los ejercicios espirituales de San Ignacio de Loyola. En 1767, cuando se produjo la expulsión de esa orden religiosa, pidió ocuparse ella junto a sus compañeras de las tareas de los ejercicios espirituales, en Salavina, Soconcho y Silipica, en Santiago.
Llevó su tarea evangelizadora además a Tucumán, Salta, Jujuy, La Rioja y Catamarca. En 1777, llegó a Córdoba, donde en menos de un año organizó ocho tandas de entre 200 y 300 personas, consiguiendo las limosnas para sostener la tarea de los ejercicios espirituales, hasta que finalmente ,con 49 años, partió hacia Buenos Aires, un viaje a pie de 700 kilómetros junto a sus compañeras ,en el que demoraron dos meses en llegar. Tras un tiempo de adaptación al lugar y las circunstancias, se convirtió en una especie de oráculo a la que todos consultaban. Su obra sigue vigente en la actualidad en la Santa Casa de Ejercicios Espirituales en Buenos Aires , cuyo edificio fundó y aún se conserva como uno de los más antiguos de la ciudad, sobre Independencia al 1190.
También llegó a Uruguay y llevó su obra a Colonia y Montevideo, donde permaneció tres años.
María Antonia de Paz y Figueroa, también conocida como María Antonia de San José, nació en 1730 en Santiago del Estero.
La historia cuenta que tenía un estilo muy particular: los viajes y las peregrinaciones a otras provincias, los hacía caminando descalza y pidiendo limosnas e ingresaba a las ciudades con una cruz de madera en las manos, exhortando por las calles a la penitencia e invitando al retiro de los Ejercicios espirituales.
Fue una laica consagrada cristiana y realizó tareas de evangelización en Santiago del Estero, Tucumán, Salta, Jujuy, Córdoba, Catamarca, La Rioja y Buenos Aires. Falleció el 7 de marzo de 1799 ,a los 69 años y sus restos descansan en la actualidad en la iglesia de Nuestra Señora de la Piedad, de la ciudad de Buenos Aires.
El Papa Francisco en su canonización el día 11 de Febrero expresó: «Recordemos que el camino de la santidad implica confianza y abandono ; de hecho, cuando la beata Mamá Antula llegó a Buenos Aires, lo hizo sólo con un crucifijo y descalza, por que no había puesto su seguridad en sí misma, sino en Dios, confiando en que su arduo apostolado era obra suya».
“Mamá Antula experimentó lo que Dios quiere de cada uno de nosotros: que descubramos su llamado, cada uno en nuestro propio estado de vida”, el cual, sea cual fuera,»siempre estará sintetizado en hacer todo para la mayor gloria de Dios y la salvación de las almas», señaló el Papa.
La beata María Antonia, añadió , se alimentó de esa premisa, que está en la raíz de la espiritualidad digna que la fortaleció en su trabajo. Se convirtió en una prioridad tan importante para ella, sostuvo el pontífice, «que, una de sus principales preocupaciones, cuando la Compañía de Jesús fue suprimida, era dar ella misma los ejercicios espirituales, tratando de ayudar a todos a descubrir la belleza del seguimiento de Cristo».
Sin embargo, señala el Papa, «esto no fue fácil para ella»: debido a la aversión que se había desarrollado contra los jesuitas, incluso se le prohibió dar los ejercicios, por lo que los organizó clandestinamente.
Otro mensaje de la beata, sugirió Francisco, es el de no rendirse ante la adversidad, «no renunciar a nuestras buenas intenciones de llevar el Evangelio a todos». “Incluso si nos enfrentamos a ambientes hostiles en el trabajo o en nuestras familias, debemos mantener la fe y tratar de irradiarla”.
Añadió,» debemos ver esto como una ocasión en la que podemos desafiar a nuestro entorno para llevar la alegría del Evangelio.
El Papa exhortó además a los fieles a imitar la devoción de Mamá Antula por San José y su gran amor por la Eucaristía, y concluyó invitando a los peregrinos a dar testimonio de lo que esta mujer laica compartió con el pueblo argentino y con toda la Iglesia, y a pedirle a la nueva santa que «nos ayude en nuestra peregrinación, juntos, hacia la casa del Padre».
