Padre Ernesto Izurieta (por Coqui Herves)

Recordarte padre Ernesto es verte siempre presente en los distintos eventos del movimiento, con esa tu mirada sagaz, profunda y afable.    Ahí estás, termo bajo el brazo, tu mate grande en la mano y con tu ponchito cubriéndote la espalda en las noches de invierno.

Te evoco escuchando atentamente a los hermanos en cada Escuela y Ultreya, rumiando y analizando lo dicho para afianzarlo con tus palabras ,o , de ser necesario, encauzar lo expresado a la luz de los principios de nuestra fe.

Cuánta sabiduría enriquecía tu ser y con cuánto amor intentabas transmitirnos las verdades del Evangelio para que tratemos de hacerlas vida.

Y así fue durante todo el tiempo que compartimos nuestro querido movimiento.  

Tu amor al Señor te llevó a amar y servir al M.C.C. y a acompañar a cada uno de los hermanos, de manera tal que cada vez que alguien necesitaba que lo auxiliaras, ahí estabas, siempre.   Bastaba con llamarte para saber que contábamos con vos.

Resaltaste y defendiste siempre las verdades del Evangelio.

Querías que Cursillos sea para todos ,sin distinción de posición social u ocupación, y lo repetías frecuentemente.    Decías no entender por que no había hermanos de determinados lugares, que como era posible que nadie los invitara.

Insistías mucho en que era necesario usufructuar de todos los medios que el movimiento nos ofrece para nuestro crecimiento en la fe y la perseverancia en nuestra vida cristiana.

¡Eras tan ocurrente al expresarte! Nos hacías reír mucho,  pero también reflexionar mucho mas.

  Como olvidar el ejemplo que nos dabas de los que nos pasa cuando nos vamos alejando poco a poco de la R. de Grupo,  de los Sacramentos, de la Misa, de las oraciones, y lo comparabas con un niño que aprendió a andar en bicicleta y tan seguro de sí iba, que empezó a soltarse de una mano, después de la otra,  después de un pedal,  después del otro, para, irremediablemente terminar derrumbándose.    O aquella frase que tanto repetías  “ hay que buscar los ME para conseguir la GRA”.

Querido padre Ernesto …pasaste por este mundo dejando huellas profundas en nuestros corazones que hasta hoy impulsan nuestro caminar… y, por nuestro movimiento como ejemplo de entrega y servicio.      Pídele al Señor que nos siga guiando en este peregrinar y nos mantenga unidos como hermanos, creciendo y trabajando cada día para gloria de Dios.

Alicia Coqui Herves     C.C. 41