Padre Ernesto Izurieta (por Poroto Cozzi)

Hace veinte años ya, querido Vasco, que partiste hacia la casa del Padre… De repente, sin aviso, desde el Seminario Mayor de La Plata a los brazos de María nuestra Madre.

La triste noticia nos anegó el alma, cuánta sorpresa, cuánto dolor…

Allá fuimos muchísimos de nosotros a agradecerte y testimoniarte nuestro amor en la misa de cuerpo presente esa noche en el templo…

Estaba toda la comunidad de Cursillos como en una Ultreya silenciosa y doliente de despedida.

Hiciste tu Cursillo en la Capital Federal por pedido del padre José María Montes, y desde ese momento comenzaste a colaborar activamente en el Movimiento de Cursillos de Cristiandad de La Plata, desde sus comienzos, allá por el año l968.

“Hay que poner los me (medios) para que venga la Gra (Gracia)” y “Cursillo me da mucha alegría” se te escuchaba decir, dedicándote con ahínco a las muchas tareas necesarias para que tantos nuevos hermanos vivieran su “triple encuentro” (con uno mismo, con Cristo y con los hermanos).

Muchos laicos de los primeros tiempos te acompañaron en la tarea, entre los se pueden mencionar (a riesgo de olvidar a muchos) a Susana y Rogelio Justo, Gonzalo y Mariquí Casalins, Juan José Segretín, Tato Barral, Tedy y Ethel Magariños, Alberto Secchi, Aida y Horacio Conconi, José Pitte, Elba y Pedro Penda, Alberto Merino y Miguel Angel Viglicco.

También varios sacerdotes deben integrar esta lista de pioneros: padre Carlos Zelarrayán, Enrique del Rey, Pascual Ruberto, Laureano Diez, Rodolfo O´Neill, Moneñor Cremata, García Puebla, Hernando Cocci, Marcerano, Julio Calvi, Oscar Giardullo, Angelito Spinardi, entre muchos otros

Desde esos primeros momentos, entonces, estuviste con nosotros siempre apoyando, guiando, aconsejando, sanando mediante la confesión…

Te enamoraste rápidamente del método de Cursillos, y con gran entusiasmo interviniste en tantas tareas: fuiste Director Espiritual de muchísimos Cursillos (el 77 de Hombres entre ellos acompañándome en mi tarea de novel Rector) y Jornadas de Metodología, integraste durante años el Secretariado, fuiste constante testigo de nuestra Escuela de Dirigentes que lleva tu nombre (siempre dispuesto a cebar un mate a todos),  concurriste a Encuentros de Dirigentes Zonales, Plenarios y Convivencias Nacionales.

Aún recuerdo la amistosa acogida que le dispensaste a Eduardo Bonnin, cuando nos visitó en La Plata desde su Mallorca natal (en su carácter de iniciador del Movimiento en la década del 40, junto a un grupo de laicos y sacerdotes).

Desde ese momento te interesó comprender y transmitir el carisma fundacional del Movimiento, junto a Norma y Gerardo Valle, Ana y Augusto Santi y Alfredo Heredia por mencionar algunos de tus colaboradores.

Recuerdo también con nostalgia y gratitud las horas de Dirección Espiritual que me regalaste con mucho amor, con medias lunas de por medio en tu celda del Seminario Mayor (facturas que repartías luego entre tus queridos seminaristas).

Por todo ello y muchísimas cosas más, que guardo en mi corazón, te saludo con mucho cariño en este aniversario, querido Padre Izurieta, con un beso al cielo…

Juan José (Poroto) Cozzi